Afrontar la pérdida de un ser querido por suicidio es una de las experiencias más dolorosas y complejas que se pueden vivir. Es un proceso íntimo y, a menudo, solitario, pero hay formas de abordarlo con mayor apoyo y comprensión.
1. Reconocer que es un duelo diferente: El suicidio deja preguntas sin respuesta, sentimientos encontrados y, a veces, una intensa carga de culpa o vergüenza. Puede ser un duelo más largo, más complicado y, muchas veces, más solitario.
2. Validar todos los sentimientos: Si has perdido a alguien por suicidio puedes sentir:
- Culpa: “¿Pude haber hecho algo?”
- Enojo: “¿Por qué lo hizo?”
- Tristeza profunda o confusión
- Alivio, si hubo sufrimiento previo prolongado (lo cual también genera culpa).
Todos esos sentimientos son válidos y normales. No hay emociones “equivocadas” en el duelo.
3. Aceptar que tal vez nunca habrá respuestas completas: Una de las mayores dificultades tras el suicidio es tratar de entender el “por qué”. A veces no hay una razón clara. Es posible que, incluso con cartas o señales, no se logre comprender por completo el dolor que vivía la persona.
Aceptar esa incertidumbre es un paso doloroso pero necesario para poder seguir adelante. Aunque encontrar respuestas puede ser difícil, buscar apoyo puede aliviar el peso del duelo.
4. Buscar apoyo: El duelo por suicidio no debería vivirse en silencio ni soledad. Existen recursos importantes:
- Grupos de apoyo específicos para sobrevivientes de suicidio (familiares o amigos).
- Terapia psicológica.
- Personas de confianza con quienes puedas hablar sin ser juzgado/a.
Hablar alivia. Compartir la carga emocional es fundamental para sanar. Un momento tan difícil y retador podría ser más llevadero en compañía.
5. Evitar el autoaislamiento y el silencio impuesto por el estigma: El suicidio aún tiene un estigma social fuerte. Muchas personas evitan hablar del tema por miedo al juicio o a “no incomodar”. Pero el silencio no protege: impide sanar.
Nombrar la muerte, hablar del dolor y recordar al ser querido como la persona completa que fue (no solo por cómo murió) es parte esencial del proceso.
Admito que en muchas ocasiones puede que intentes hablarlo pero las personas no están preparadas para saber qué decirte, cómo acompañarte y cuidarte. Es importante que recuerdes que no es tu culpa.
6. Ser paciente con uno mismo: El duelo no tiene fecha de vencimiento. Algunas fechas (cumpleaños, aniversarios, etc.) serán más difíciles. Habrá días más livianos y otros más pesados. Está bien no estar bien.
El duelo es como una ola: algunos días el mar estará en calma y, en otros, las emociones te golpearán con fuerza. Lo importante es aprender a navegarlo sin exigirse demasiado.
Como puedes ver es un proceso complejo que requiere autocuidado y compasión. A pesar de que las emociones negativas son protagonistas, es importante que consientas con ternura para hacer frente a una experiencia que suele dejar marcas imborrables.
Hacer un proceso de duelo por suicidio no significa que deba dejar de doler que tu ser querido muriera de esta manera, ni debes esperar que lo vas a “superar” o que la vida será igual que antes. Es poder reconocer todos los cambios emocionales y personales que este evento te dejará y poder recuperar tu calidad de vida.
Además, tener la posibilidad de darte buenas experiencias que hagan tus días satisfactorios y valiosos.